jueves, 25 de junio de 2009

capìtulo once -

la secta -

- me sorprendìa cada vez que abrìa los ojos a la luz de la mañana y comprendìa que habìa sobrevivido a la noche.
- deseè ser temible y letal màs que cualquier otra cosa en el mundo, alguien a quien nadie se atreviera a importunar. quise ser vampiro.
- era sòlo el final de un pequeño remanso de paz, un remanso que ahora dejaba atràs.
- habìa pensado que jacob habìa sanado el ahujero que habìa en mì, o al menos lo habà sellado, de forma que no me doliera tanto. me equivocaba. se habìa limitado a excavar su propio agujero, por lo que ahora estaba carcomida, como un queso gruyer. me preguntaba por què no me derrumbaba a cachitos.

1 comentarios:

andrés dijo...

Al leer cada capitulo, me sentì un poco como si estuviera leyendo Rayuela, no sè si lo has leido en todo caso te lo recomiendo mucho

Un saludo

andrés