martes, 27 de enero de 2009

capìtulo diez -

interrogatorios -


- en el exterior, el dìa era brumoso y oscuro. perfecto.
- ¡què inoportuno podìa llegar a ser su pequeño don cuando no servìa para salvarme la vida!
-  > siento curiosidad, ¿què harìas si alguien te dasafiara a comer?  > tù siempre sientes curiosidad.
- confìa en mì por esta vez, eres lo opuesto a lo normal.
- ¿te refieres al hecho de que eres incapaz de caminar por una superficie plana y estable sin encontrar algo con lo que tropezar?
- cuando estaba a su lado, el tiempo y el espacio se desdibujaban de tal manera que perdìa la nociòn de ambos.

capìtulo nueve -

teoría -


- mi ùnica suposiciòn es que tal vez tu mente funcione de forma diferente a la de los demàs. es como si tus pensamientos fluyeran en onda media y yo sòlo captase los de frecuencia modulada.
-  > nada encajaba. la mayorìa eran tonterìas y entonces...  > ¿què?  > decidì que no importaba.  > ¡¿que no importaba?!  > no me importa lo que seas.
-  > ¿sobre què sientes curiosidad?  > ¿cuàntos años tienes?  > diecisiete.  > ¿y cuànto hace que tienes diecisiete años?  > bastante.  > de acuerdo.
-  > no te rìas, pero ¿còmo es que puedes salir durante el dìa?  > un mito.  > ¿no te quema el sol?  > un mito.  > ¿y lo de dormir en ataùdes?  > un mito.
- no respondì, sòlo escuchè el sonido de su risa y lo grabè en la memoria.
- ràpidamente, me frotè la mejilla con la mano y, efectivamente, allì estaban las làgrimas delatoras, traicionàndome.
- intentaba  recordar còmo incapacitar a un atacante, ya sabes... autodefensa. le iba a meter la nariz en el cerebro a ese...
- estaba totalmente segura de tres cosas. primera, edward era un vampiro. segunda, una parte de èl, y no sabìa lo potente que podìa ser esa parte, tenìa sed de mi sangre. y tercera, estaba incondicional o irrevocablemente enamorada de èl.

capìtulo ocho -

port angeles -


- fue sorprendente còmo ese miedo asfixiante se desvaneciò al momento, y sorprendente tambièn la repentina sensaciòn de seguridad que me invadiò, incluso antes de abandonar la calle, en cuanto oì su voz.
- siempre se me ha dado muy bien reprimir las cosas desagradables.
-  > hay otra cosa en la que tambièn me equivoquè contigo. no eres un imàn para los accidentes... èsa no es una clasificaciòn lo suficientemente extensa. eres un imàn para los problemas. si hay algo peligroso en un radio de quince kilòmetros, inexorablemente te encontrarà.  > ¿te incluyes en esa categorìa?  > sin ninguna duda.

lunes, 26 de enero de 2009

adiòs -

a veces ocurre algo que hace que te des cuenta de que todo se acabò. otras, simplemente, lo sabes.
entonces, en ese momento, es cuando toca decir adiòs.

lau -  [ 26/01/09 ]

domingo, 25 de enero de 2009

capìtulo siete -

pesadilla -


- y funcionò. los demoledores golpes me impedìan pensar, que era el objetivo final del asunto.
- jacob habìa desaparecido y lo habìa sustituìdo un gran lobo de ojos negros y pelaje de color marròn rojizo, pero yo estaba contemplando una luz que venìa hacia mì desde la playa. en ese momento edward apareciò caminando muy deprisa de entre los àrboles, con la piel brillando tenuemente y los ojos negros, peligrosos.
- al final entrè en mi buscador favorito y tecleè una ùnica palabra. vampiro.
- entonces encontrè un sitio prometedor: "vampiros, de la A a la Z".
- ya fuera uno de los frìos o se cumpliera mi teorìa del superhèroe, edward cullen no era... humano.
- adoptar decisiones era la parte que màs me dolìa. pero una vez que tomaba la decisiòn, me limitaba a seguirla... por lo general, con el alivio que daba el haberla tomado. a veces, el alivio se teñìa de desesperaciòn, pero seguìa siendo mejor que pelear con las alternativas.
- habìa terminado los deberes, fruto de una escasa vida social.
- la brisa seguìa siendo suave, pero su soplo lanzaba mechones de pelo sobre mi rostro, hacièndome cosquillas.

sábado, 24 de enero de 2009

capìtulo seis -

cuentos de miedo -


- y efectivamente, allì estaba el sol.
- era una de esas personas que no sentìan la necesidad de llenar todos los silencios con cotorreos.
- sabìa con exactitud què causaba la diferencia.

capìtulo cinco -

grupo sanguíneo -


- he dejado de intentar ser bueno. ahora voy a hacer lo que quiero, y que sea lo que tenga que ser.
- me he vuelto a perder.
- intentaba averiguar què eres.
- al menos habìa dejado de llover.

jueves, 22 de enero de 2009

esperar -

esperar, perder el tiempo, o invertirlo, quizàs. supongo que depende de por què esperes, de por quièn. o tal vez de igual si esa espera merece la pena, si despuès de ese momento de soledad recibas tu merecida recompensa. o puede que eso que te haga esperar piense que no mereces nada, sì. tal vez sea eso.
de igual modo, esperar por nada te hace sentir vacìo, sì. vacìo.

lau-   [ 22/01/09 ]

martes, 20 de enero de 2009

capìtulo cuatro -

las invitaciones -


- bailar se encontraba claramente fuera del abanico de mis habilidades.
- èl seguìa deslizàndose en mis pensamientos justo cuando màs necesitaba mantener el equilibrio.
- Bella, eres totalmente absurda.

domingo, 11 de enero de 2009

capìtulo tres -

el prodigio -


- siempre se me habìa dado muy mal mentir. No sonaba nada convincente.
- no hay culpa sin sangre.
- quiero saber por què miento por ti.
- era como intentar apartar la vista de un àngel destructor.

viernes, 9 de enero de 2009

capìtulo dos -

libro abierto -


- empecè a sentirme como si flotara en el agua en vez de ahogarme.
- en comparaciòn conmigo, el leòn cobardica de El Mago de Oz era Terminator.
- el tener tanto belleza como dinero era pasarse de la raya, pero hasta donde alcanzaba a comprender, la vida, por lo general, solìa ser asì.
- imagino que ahora me consideraba lo bastante madura como para no matarme por accidente, y no lo bastante deprimida como para suicidarme.
- a ninguno de los dos nos disgustaba el silencio.
- o tal vez Forks me estaba volviendo loca en el sentido literal de la palabra.
- > ¿es que no te lo ha dicho nadie? la vida no es justa. > creo haberlo oìdo antes.

miércoles, 7 de enero de 2009

capìtulo uno -

primer encuentro -


- serìa la chica nueva de la gran ciudad, una curiosidad, un bicho raro.
- puede que tenga una piel bonita, pero es muy clara, casi traslúcida, por lo que depende del color del lugar y en Forks no habìa color alguno.
- no sintonizaba bien con la gente de mi edad. Bueno, lo cierto es que no sintonizaba bien con la gente. Punto.
- a veces me preguntaba si veìa las cosas igual que el resto del mundo.
- y allì estaba, sentada en el comedor, intentando entablar conversaciòn con siete desconocidas llenas de curiosidad, cuando los vi por primera vez.
- solìa llorar cuando me enfadaba, una costumbre humillante.
- Forks era mi infierno personal en la tierra en el màs literal de los sentidos.