domingo, 25 de enero de 2009

capìtulo siete -

pesadilla -


- y funcionò. los demoledores golpes me impedìan pensar, que era el objetivo final del asunto.
- jacob habìa desaparecido y lo habìa sustituìdo un gran lobo de ojos negros y pelaje de color marròn rojizo, pero yo estaba contemplando una luz que venìa hacia mì desde la playa. en ese momento edward apareciò caminando muy deprisa de entre los àrboles, con la piel brillando tenuemente y los ojos negros, peligrosos.
- al final entrè en mi buscador favorito y tecleè una ùnica palabra. vampiro.
- entonces encontrè un sitio prometedor: "vampiros, de la A a la Z".
- ya fuera uno de los frìos o se cumpliera mi teorìa del superhèroe, edward cullen no era... humano.
- adoptar decisiones era la parte que màs me dolìa. pero una vez que tomaba la decisiòn, me limitaba a seguirla... por lo general, con el alivio que daba el haberla tomado. a veces, el alivio se teñìa de desesperaciòn, pero seguìa siendo mejor que pelear con las alternativas.
- habìa terminado los deberes, fruto de una escasa vida social.
- la brisa seguìa siendo suave, pero su soplo lanzaba mechones de pelo sobre mi rostro, hacièndome cosquillas.

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