martes, 27 de enero de 2009

capìtulo ocho -

port angeles -


- fue sorprendente còmo ese miedo asfixiante se desvaneciò al momento, y sorprendente tambièn la repentina sensaciòn de seguridad que me invadiò, incluso antes de abandonar la calle, en cuanto oì su voz.
- siempre se me ha dado muy bien reprimir las cosas desagradables.
-  > hay otra cosa en la que tambièn me equivoquè contigo. no eres un imàn para los accidentes... èsa no es una clasificaciòn lo suficientemente extensa. eres un imàn para los problemas. si hay algo peligroso en un radio de quince kilòmetros, inexorablemente te encontrarà.  > ¿te incluyes en esa categorìa?  > sin ninguna duda.

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